Desde hace mucho tiempo el dibujante -pintor-escultor César Fernández Arias ha venido impartiendo regularmente talleres de arte para niños. Los niños le llaman César en vez de profesor, y él no llama arte a sus clases: son de pintura y construcciones, palabras que aluden al gesto de tocar, al hecho de mancharse y a la necesidad de realizar un trabajo manual. Luego vendrá el arte o no vendrá, como sabe cualquier artista, pero lo primero es familiarizarse con los materiales a partir de los cuales vamos a expresarnos.
Se piensa muy a menudo que todos los niños son artistas natos y que cualquier cosa que un niño produce es una genialidad. Cuando se espera la obra maestra puede darse cierta frustración si no se cumple el objetivo. El resultado puede ser la interrupción y el abandono por los niños de la práctica artística. Como César sabe, lo importante es que el niño disfrute con lo que hace, que llegue a considerarlo un juego, aunque para los niños –y de eso los mayores no siempre somos conscientes– el juego es algo muy serio.
Se piensa muy a menudo que todos los niños son artistas natos y que cualquier cosa que un niño produce es una genialidad. Cuando se espera la obra maestra puede darse cierta frustración si no se cumple el objetivo. El resultado puede ser la interrupción y el abandono por los niños de la práctica artística. Como César sabe, lo importante es que el niño disfrute con lo que hace, que llegue a considerarlo un juego, aunque para los niños –y de eso los mayores no siempre somos conscientes– el juego es algo muy serio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario