A la vuelta de la esquina
Borders. Barnes & Noble. La Casa del Libro. Fnac. Las grandes superficies, esos "supermercados de la literatura" como los llama Ana Santos, de ediciones El Gaviero, apenas dejan espacio o visibilidad alguna en sus estanterías a obras que venden pocos ejemplares y no resultan tan rentables. Cuando esas cadenas empiezan a tener problemas -Borders está a punto de cerrar 200 de sus 642 tiendas en Estados Unidos-, puede que el futuro vuelva a manos de esas pequeñas librerías y editoriales independientes que solían estar "a la vuelta de la esquina", como en la películaTienes un e-mail, con Tom Hanks y Meg Ryan. Pequeños locales donde una mayor sensibilidad y un trato más personalizado marcan la diferencia. "Frente a esos supermercados, las pequeñas librerías son como tiendas delicatessen donde tienes a una persona que te aconseja y toma partido por un libro u otro, y si hace falta hace lo posible por llegar a la editorial", sostiene Santos, que abrió su pequeña empresa en Almería en 2004. "En estas últimas hay libreros, mientras que en las grandes hay personas que pasan códigos de barras". A su favor juega, además, el hecho de que muchas son tiendas especializadas a donde acuden lectores que buscan "otra cosa".
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