viernes, 30 de diciembre de 2016

Navidad 2016

elasombrario.com

Doce libros infantiles ideales para regalar
Javier Pizarro

  1. ‘Una última carta’; de Antonis Papatheodoulou e Iris Samartzi en Kalandraka.
  2. ‘Ser un fantasma es lo mejor’; de Antonio Ladrillo en Fulgencio Pimentel e Hijos.
  3. ‘La gota moja a la gata maja’; de Olga Capdevila en A buen paso.
  4. ‘Don Ramón’; de Alberto Sobrino y Cecilia Moreno en Amigos de Papel.
  5. ‘Me gustan los globos’; de Pablo Caracol en Narval.
  6. ‘Pum pum hice daño a la Luna’; de Luis Amavisca y Esther G. Madrid en NubeOcho.
  7. ‘La bruja Pocha’; de José Carlos Andrés y Cristina Quiles en Ediciones Jaguar.
  8. ‘Dormir a la Reina Panda’; de Susanna Isern y Mariana Ruiz Johnson en Tres Tristes Tigres.
  9. ‘Hija única’; de Guojing en Pastel de Luna.
  10. ‘Madeline’; de Ludwig Bemelmans en Libros del Zorro Rojo.
  11. ‘Encontramos un sombrero’; de Jon Klassen en Milrazones.
  12. ‘Contar Leones’; de Katie Cotton y Stephen Walton en Editorial Flamboyant.

domingo, 11 de diciembre de 2016

¿Hay alguien ahí, Edelvives?


El otro día estuvo Pep Bruno contando cuentos en la escuela y supimos de la historia de un loro contra el cáncer. Un loro con las alas muy grandes que ha recaudado 12.270 € donados a la Asociación Española Contra el Cáncer con la venta del libro Un loro en mi granja que la editorial Edelvives descatalogó y estuvo a punto destruir. Pep Bruno lo cuenta en una entrevista que le hizo Javier Pizarro.


Aunque el proyecto ya está cerrado hay una cosa que Pep Bruno nos comentó y que suscribimos y apoyamos con esta entrada en nuestro blog.

Nos encantaría que los cuatro mil y pico euros que Edelvives le cobró por adquirir unos libros que iba a destruir fueran donados también a la AECC y la editorial aragonesa quedaría estupendamente y colaboraría con esta acción social que nació con el afán de que 1.700 loros encontraran a 1.700 lectores en vez de ser convertidos en cajas para pizzas.

Así la editorial Luis Vives, llamada de esta forma por el impresor y humanista Luis Vives, también honraría la memoria de Vives, la primera persona en Europa en llevar a la práctica un "servicio organizado de asistencia social".

Una fecha buena para hacerlo sería el 4 de febrero, por ejemplo. ¿Hay alguien ahí, Edelvives?



sábado, 10 de diciembre de 2016

Pep Bruno

https://goo.gl/photos/qqo4PH8VTUd2cc2n7
Pep Bruno en Alpartir

Una vez más hemos tenido la oportunidad de tener en nuestra escuela a Pep Bruno, narrador oral que nos ha contado distintos cuentos para todo el alumnado desde 3 a 11 años, con la dificultad que ello implica.

 

Hemos cantado Árbol, aprendido a dibujar una vaca, conocido un monstruo, visitado la calle del fantasma o escuchado la verdadera historia de los tres cerditos, además de recordar la historia del señor Don Nicanor.


Señalar que ha sido posible gracias a la colaboración de la Asociación de Mayores 'la Carrasca' de Alpartir, pues por la tarde contó cuentos para adultos con gran éxito.


Y es que Pep es mucho Pep, tanto como persona como profesional, y eso deja huella.


¡Gracias Pep!

martes, 6 de diciembre de 2016

Lecturas para el Invierno

Un curso más Mariona Martínez, maestra del CEIP 'San Miguel' de Tamarite de Litera (Huesca), nos regala una selección de lecturas para el invierno que pronto llegará.


Además nos recuerda la necesidad de leer en voz alta a la chiquillería que nos rodea.

¡Gracias Mariona!

lunes, 28 de noviembre de 2016

Circus, un taller de Alberto Gamón

Alberto Gamón
Gracias a la campaña de animación a la lectura en la Biblioteca Municipal de Alpartir nuestro alumnado participó en un taller circense con Alberto Gamón, "el hombre ilustrado".


El objetivo de la campaña es la creación de público lector infantil, el conocimiento de la literatura aragonesa actual y de sus autores, y, en general, el acercamiento del mundo de los libros y de la lectura a los usuarios de las bibliotecas.

 

Para nosotros supone el poder desarrollar el currículo con nuevas propuestas creativas que nos ha mostrado Alberto Gamón en el taller de ilustración realizado con el alumnado.

 

Nuestro agradecimiento a la Biblioteca Municipal de Alpartir y Alberto Gamón por su contribución a la mejora de la educación en Alpartir.



domingo, 23 de octubre de 2016

Día de la Biblioteca

Texto: Ledicia Costas / Ilustración: Elena Odriozola

Una luciérnaga es una isla perdida en la noche más densa. Cien luciérnagas, una constelación misteriosa que marca el rumbo hacia otros universos. Así, con esa estrategia de luz, se organizan los libros que moran en las bibliotecas. Son caricias fosforescentes que incendian los sueños y recomponen los corazones grises hasta hacerlos recobrar su color rojo brillante. Cualquier individuo que padezca el síndrome del corazón gris, debería ponerse en manos de un experto y visitar una biblioteca.

Para escribir un libro, además de hacer malabarismos con las palabras hay que ser una desvergonzada o un loco. Un atrevido, una excéntrica descontrolada. Llevar un calcetín de lunares, otro de rayas y los pelos de punta. Una cresta como las que lucen las cacatúas sería un peinado muy interesante para un escritor. Solo las mentes más disparatadas son aptas para escribir libros. Pero para custodiarlas no es suficiente con tener un desajuste en los cables cerebrales. Es indispensable ser de fuera. Un extraterrestre. Las bibliotecas albergan seres con antenas giratorias, cerebros millométricos que memorizan títulos rebuscados, rimbombantes, campanudos. Las personas que custodian libros siempre me han parecido criaturas singulares. Están dotadas de extremidades retráctiles que estiran y estiran hasta alcanzar aquel volumen al que parecía imposible acceder. A continuación, como si nada, se recomponen y todo vuelve a su posición natural. Parecen seres humanos, pero a poco que les observes percibirás que no son de aquí. Una de las cosas que más me fascina de los bibliotecarios es su cerebro. ¡Me parecen tan listos! Los libros fabrican pensamientos. Pasar tantas horas dentro de una factoría de ideas es bueno para tener un corazón rojo y brillante y una cabeza repleta de planes fantásticos.

Alguien me han contado que el 24 de octubre es el Día de la Biblioteca. Sería genial organizar una fiesta con confeti y pompas de jabón. Celebrarla por todo lo alto. Me encantaría vestirme para tal ocasión como el personaje de algún libro, sentarme en la mesa de una biblioteca de la ciudad donde vivo y esperar a que fueran a visitarme. En las bibliotecas puedes ser quien tú quieras. Desde Mary Poppins hasta Matilda, Atreyu, Drácula o incluso Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta Efraimsdotter Långstrump. Puedes ponerte botas de pelo, plumas, zancos y sombreros. ¡Sombreros! ¡Eso es! Imagino a una pequeña lectora acercándose a mí discretamente, atraída por los colores y formas de mi sombrero:

—Sombrerera loca, ¡qué fiesta más maravillosa! ¿Sería tan amable de servirme una taza de té?

Yo se la serviría con mucho gusto, poniendo cara de mujer refinada, y luego ambas haríamos ruido al tragar. Sonaría algo parecido a glup glup glup. Y antes de que nos diese tiempo de romper a reír de forma desenfrenada, aparecería el bibliotecario, como surgido de la nada, que para eso poseen la facultad de materializarse delante de ti en el momento más inoportuno, y nos advertiría de que las bibliotecas no son merenderos. Hay que reconocer que son únicos custodiando tesoros. Extraterrestres con el corazón rojo y brillante. Qué cosa tan extraordinaria. ¡Feliz Día de la Biblioteca!

sábado, 15 de octubre de 2016

El ladrón de minutos

centrodellibrodearagon.es

Edu podría parecer un niño normal … ¡salvo que no tiene cumpleaños! ¿Te imaginas que el día de tu cumpleaños desaparece del calendario?. Edu tiene un plan infalible para recuperarlo.


Autor: David Lozano
Ilustrador: David Guirao


sábado, 17 de septiembre de 2016

¿Cómo ha de posicionarse la biblioteca escolar ante los cambios que precisa la escuela en su organización escolar?

bibliotecaescolarinfo.blogspot.com.es

Los procesos de transformación que precisa abordar la escuela implican repensar los propósitos de la educación y la práctica educativa cotidiana, pero también reclaman a cada centro educativo cambios relevantes en su organización escolar. El gran reto transformador para las instituciones escolares del siglo XXI se vincula a esta cuestión.
 
 La mejora de la escuela pasa por la renovación de sus estructuras organizativas y la revisión de su cultura de trabajo, aspectos estrechamente vinculados al cambio educativo.



A mí, de adolescente, me prohibieron las novelas

cultura.elpais.com

Juan José Millás firma esta serie, que se basa en los beneficios innumerables de la lectura y resulta un muy gozoso grito de viva a la literatura



A veces me llaman profesores de enseñanza media para que acuda a sus centros de trabajo e intente convencer a sus alumnos de que lean.

-¿De que lean qué? -pregunto.

-Cualquier cosa -dicen-. Novelas, por ejemplo.

A mí, de adolescente, me prohibieron las novelas. Las leía debajo de las sábanas, sujetando con los dientes la linterna con la que mi padre nos miraba la garganta cuando teníamos anginas. Mi padre no era médico: nos veía la garganta por vicio. Tampoco yo era un lector profesional. Me asomaba a la boca de los libros por una inclinación morbosa. Jamás pensé que esa actividad formara parte de mi educación, aunque más tarde comprendería que se empieza a leer por las mismas razones por las que se empieza a escribir: para comprender el mundo.

Iremos por partes, pero permítanme de entrada la afirmación de que el lector, como el escritor, nace del conflicto. Sin conflicto no hay escritura ni lectura. Leemos y escribimos porque algo no funciona entre el mundo y nosotros. El conflicto no desaparece al leer o al escribir, pero se atenúa de manera notable. Decía Blanchot que la página del libro (del libro literario, quiero decir, de la novela, del poema, del buen ensayo) tiene dos caras; en una se mira el escritor y en la otra el lector, aunque los dos buscan lo mismo: un espejo que les devuelva de sí y de la realidad una imagen menos fragmentada que aquella que sufren a diario. Tanto el uno como el otro, tanto el escritor como el lector, son bichos raros, personas difíciles que sufren desacuerdos graves con lo que les rodea. Y esos dos bichos raros se encuentran ahí, en el libro, que es también un lugar oscuro, un callejón, diríamos, allí es donde se encuentran.

El libro ha tenido siempre algo de callejón frecuentado por personas huidizas con tendencia, como decíamos, a la clandestinidad. Por eso, uno de los factores que más daño ha hecho a la lectura es el consenso respecto a sus virtudes. Cuando yo era pequeño, cuando yo era joven, la lectura no estaba muy bien vista. Los niños y los adolescentes lectores dábamos un poco de miedo a nuestros padres, a nuestros profesores. Ese miedo de los otros nos confirmaba que estábamos en el buen camino. Por haber, había incluso una lista, una bendita lista de libros prohibidos por el Vaticano, que eran, lógicamente, los que con más ansia buscábamos. Hoy, en cambio, todo el mundo asegura que leer es bueno. Lo dicen los padres, lo predican los profesores y lo corroboraría, si tuviéramos la oportunidad de preguntarle, el ministro del Interior. Con franqueza, si yo fuera adolescente, ni me acercaría a una actividad ensalzada por mis padres, por mis profesores y por el ministro del Interior. Me entregaría a los videojuegos, que producen aún mucha inquietud en las personas de orden.

Pero decía que me llaman a veces de los institutos de enseñanza media y yo acudo, no siempre con el mismo ánimo, para explicar a los jóvenes que la lectura es ya una de las pocas actividades transgresoras en una sociedad en la que prácticamente todo está permitido. O, peor aún, en una sociedad que es muy permisiva con lo que se debería prohibir y muy prohibitiva con lo que debería permitir. Les explico que los lunes por la mañana, cuando salgo a pasear por el parque cercano a mi domicilio, veo indefectiblemente rotos los cristales de una o dos marquesinas de autobús y tres o cuatro papeleras arrancadas de sus soportes. Son destrozos llevados a cabo durante el fin de semana por jóvenes que no son capaces de expresar su malestar de otro modo. Odian el sistema y apedrean por tanto los símbolos externos de ese sistema practicando un modo de delincuencia atenuada que les compensa momentáneamente del dolor de vivir en un mundo sin salida, sin horizonte moral o laboral, en un mundo loco.

Intento explicarles que lo que ellos toman como un acto de rebelión fortalece al sistema hasta extremos que no podrían ni imaginar. La sociedad, les explico, puede prescindir de otras personas, pero no de los delincuentes. "El delincuente -decía Octavio Paz en un ensayo de juventud -confirma la ley en el momento mismo de transgredirla". Les explico que cuando beben cuatro cervezas y arrancan de raíz ese semáforo con el que yo tropiezo el lunes por la mañana, están haciendo gratis algo por lo que les deberían pagar. Estoy convencido, les digo, de que si un día, de la noche a la mañana, desaparecieran los delincuentes, el Ministerio del Interior no tardaría ni 48 horas en convocar oposiciones para cubrir urgentemente todas esas vacantes.

El joven, pues, que el sábado por la noche se emborracha y que al amanecer, antes de regresar a casa, llena de silicona la ranura de un cajero automático para no irse a dormir sin haber contribuido a la liquidación del sistema, no sabe hasta qué punto está contribuyendo a reproducir lo que detesta. Ese chico no es peligroso; en realidad, es un funcionario que trabaja gratis para el sistema. Destroza el mobiliario urbano con el mismo gesto de rutina con el que el funcionario de Hacienda nos dice que volvamos mañana.

Cuando digo esto en institutos difíciles, aunque también en los de clase media, los chicos se quedan lógicamente sorprendidos. Les explico a continuación, porque así lo creo, que el joven verdaderamente peligroso es aquel que un viernes o un sábado por la noche se queda en casa leyendo Madame Bovary. Por lo general, no saben quién es madame Bovary, pero he comprobado les suena bien, por lo que no suelo cambiar de título.

Ese individuo que se queda a leer Madame Bovary, les aseguro, es una bomba. ¿Por qué?, noto que me preguntan con la mirada. Porque la realidad, les explico, está hecha de palabras, de modo que quien domina las palabras domina la realidad. Ellos dudan, claro, porque miran a su alrededor y no acaban de ver la relación entre la realidad y las palabras. Entonces les recuerdo el cuento aquel de Andersen, El rey desnudo, o El traje nuevo del emperador, según la traducción. Todos ustedes lo conocen. No me digan que no les resulta sorprendente el éxito de ese relato si consideramos que se narra en él la historia de un pueblo que ve vestido a un señor que va desnudo. Parece una historia inviable por inverosímil, pero lleva años cautivando a niños y a mayores de todas las nacionalidades. ¿Por qué?, me pregunto en voz alta delante de los alumnos a los que intento convencer de las bondades de la lectura. Pues porque lo que ocurre en ese cuento, respondo tras unos segundos de tensión teatral, es lo que nos ocurre cada día desde la noche a la mañana a todos y cada uno de nosotros: que salimos a la calle y vemos lo que nos dicen que veamos. Si la orden de ese día es ver al Rey vestido, lo veremos vestido, aunque vaya en pelotas. En otras palabras, vemos lo que esperamos ver. Y esto es así de simple y así de espectacular. Las palabras son generadoras de realidad. Y la ausencia de palabras también. Por eso invito siempre a los alumnos a preguntarse hasta qué punto es real la realidad.

sábado, 9 de julio de 2016

viernes, 17 de junio de 2016

Cuaderno de Vacaciones

centrodellibrodearagon.es




Este no es un cuaderno para hacer en vacaciones, nos explica su autor, Grassa Toro. Es un cuaderno para hacer que sea vacaciones cuando quieras que sea vacaciones. Algunas de sus actividades se hacen con las manos, otras con la cabeza o con los pies; unas pocas solo se pueden hacer una vez, y la mayoría, dos mil cuatrocientas veinticuatro veces.

Un cuaderno en el que una nube puede convertirse en la montura perfecta con la que surcar el cielo, el el que compiten ciclistas de cabezas poligonales (el equipo de la Bauhaus) y en el que el orden equivale al aburrimiento.

Con juegos en lo que todo es posible, este libro nos invita a crear e inter-actuar con los mundos inauditos de Isidro Ferrer: mundos de lápiz, gubia y cincel. Una travesía náutica para todo tipo de marineros y marineras, e incluso para adultos con mal genio y gafas.

lunes, 25 de abril de 2016

Tres razones por las que los niños finlandeses son los que mejor leen

yorokobu.es

A Xavier Melgarejo, psicólogo escolar en el Colegio Claret de Barcelona y doctor en pedagogía (especializado en el sistema finlandés), le llama poderosamente la atención que en tan solo dos años desde que comienzan a leer, los niños finlandeses se conviertan en los que mejor lo hacen del mundo, «teniendo en cuenta, además, que son los que menos horas curriculares dedican a la lengua y a la lectura».

En su intervención en el I Congreso Internacional de Comprensión Lectora Infantil y Primaria (CICLIP) explica que la razón reside en el propio sistema educativo finlandés, «el cual no es simplemente el sistema escolar en sí sino que está formado por tres grandes piezas que hacen funcionar todo el engranaje: familia, escuela y estructuras socioculturales».

viernes, 22 de abril de 2016

Día del Libro 2016


- ¿Para qué sirve un libro?
- Sirve para vivir mejor.
Prelibros, Bruno Munari


Con motivo del Día del Libro, además del tradicional "mercadillo del libro" que hacemos en las Jornadas Culturales de Alpartir, teníamos pendiente compartir la canción de Rabadancito que aparece en el libro de Sandra Araguás, narradora oral que nos visitó el curso pasado en nuestro encuentro con autor del Proyecto de Biblioteca.


Y es que aprovechando que este curso nos visitaba David Guirao, llevábamos de lectura a Rabadancito y su canción, y al no saber cómo se entonaba nos pusimos en contacto con Sandra que nos envió un vídeo en el que nos enseñaba la canción.


Así que en la víspera del 23 de abril, un día tan especial en Aragón, hemos cantado la canción de Rabadancito.


Compartimos también las recomendaciones de Mariona Martínez, maestra del CEIP 'San Miguel' de Tamarite de Litera (Huesca), que tanto nos ayuda a encontrar pequeños tesoros para Bibliolandia, nuestra Biblioteca Escolar.

domingo, 21 de febrero de 2016

Álbum[es]

ekare.es

Primer libro de información sobre el álbum de Ediciones Ekaré. Publicado en coedición con el Banco del Libro y Variopinta Ediciones, esta guía, de la reconocida especialista Sophie Van der Linden, explora los múltiples aspectos de la creación de estos libros ilustrados que cada vez atraen a más lectores, creadores y estudiosos. Álbum[es] ofrece una síntesis innovadora de los principios fundamentales, los mecanismos de funcionamiento y de la evolución del álbum, analizando numerosos ejemplos, desde sus inicios hasta la actualidad.

lunes, 4 de enero de 2016

Itinerario oral y lector


Contar, cantar y leer a niños: «Estos niños, estas niñas, acostumbrados a escuchar tienen “herramientas” bien preparadas para empezar a crecer en la escuela: capacidad de atención, facilidad para visualizar-imaginar, vocabulario extenso, interés-curiosidad... Los cuentos siempre han ayudado a los seres humanos, no dejemos de contar con estos aliados tan valiosos.» (Pep Bruno).
Insisto con esto de contar cuentos por contar cuentos. Sabemos que contar cuentos es un recurso excelente para despertar el apetito por las historias, y por ende, por los libros. Pero la oralidad en sí misma tiene también valor. Somos boca y oreja, somos ojo. Somos continuo contar y escuchar. Por eso no hay que ir dejando de contar para leer. Igual que no hay que dejar de leer a los niños cuando éstos ya saben leer por sí solos. No. La lectura es un placer. La compañía es un placer. Escuchar juntos, reír juntos, estar juntos, todo eso da mucho más valor a las palabras, las carga de importancia y de corazón. No se trata de ir delegando: como ya sabe hablar, no se canta; como ya sabe leer, no se lee juntos, no se cuentan cuentos... No, no se trata de esto. Sigamos contando, cantando, leyendo... y que pasen los días, los meses, los años. Será siempre tiempo ganado.
Por eso insisto, no deleguemos en los libros, no permitamos que sólo ellos cuenten historias. Sigamos contando. Hagamos las dos cosas: contar y leer. Pero sigamos contando. 
Pero, insisto, hay que seguir contando, porque no hay nada como la palabra dicha, dicha de decir, dicha de felicidad, palabra que sale del corazón y llega al corazón, de boca a oreja, de ojo a ojo. Palabras salidas de dentro que huelen a pan recién hecho. Palabras compartidas y que pertenecerán, para siempre, a la historia personal y familiar, que serán puentes y caminos, que serán eternas. Que serán dicha.